Para Juan Carlos Farisano la pasión por los ídolos de su niñez maduró cuando construyó su réplica de la Galera de los hermanos que corrieron en el Turismo Carretera de las décadas de los ‘50 y 60. -------------------------------------------------------------------------------------
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Todos -o al menos la gran mayoría de las personas- tienen una afición. En Chacabuco muchos son aficionados a los fierros. Si a eso le sumamos que lo que uno va mamando a lo largo de la vida se va guardando en nuestros recuerdos da por resultado la afición por el automovilismo que vimos cuando fuimos chicos.
Este es el caso de muchos en nuestra ciudad; pero particularmente es el de Juan Carlos Farisano, que es un entusiasta de las cupecitas del turismo carretera de las décadas de los '50 y '60.
Pero para él, su fanatismo se plasmó en la construcción de una réplica de un auto que se transformó en histórico porque fue imbatible durante varios años.
Juan Carlos Farisano desde niño vio pasar por los caminos de Chacabuco aquellas cupecitas que corrían la Vuelta de Chacabuco, allá en la década del '50.
Desde ese tiempo se fijó en el auto de los hermanos Emiliozzi; dice que por la valentía con la que corrían los olavarrienses.
“Los Emiliozzi significaron para mí un referente, lo viví con una intensidad casi increíble. Desde muy chico, pero muy chico, porque yo tenía 5 años cuando ganaron acá en Chacabuco y ya me quedó en la retina el auto de los Emiliozzi”.
“Yo tenía un tío, un vasquito, Victorio se llamaba, que se había hecho hincha a partir de que salieron campeones. Los Emiliozzi asombraron. Lo que pasa es que ellos no contaban con el aval con que contaban otros pilotos de renombre de esa época para poder conseguir elementos que por ahí se traían de EE.UU. eran muy de hacerse las cosas ellos y por eso tuvieron problemas de rotura y muchos de esos tipos de avatares pero a la hora de construir, de crear elementos, piezas, desarrollar yo creo que fueron únicos. Desde que empezaron a correr ya habían desarrollado un par de tapas de cilindro con válvulas a la cabeza y lo habían incorporado a un motor de válvulas laterales, fue toda una innovación de ellos que cuando corrieron en -Chacabuco ganaron con esas tapas y cuando los demás vieron que eso daba una ventaja y que otros no lo podían hacer porque era algo único, porque lo habían hecho ellos, el reglamento lo prohibió y pusieron las tapas originales y de igual manera hicieron una importante diferencia con el resto de los rivales. Se decía, inclusive, en la época que ellos ganaban las carreras la mitad en el taller y la otra mitad los domingos, tal vez más en el taller que en la carrera. Eran personas muy minuciosas, trabajaban en silencio y con prolijidad y lograban de esa manera un resultado bárbaro, del 62 al 65, todos con el “válvulas laterales” menos el último que lo hicieron con el F100. Pero lo de ellos fue meritorio. Después incursionaron con otros autos, pero no tuvieron tanto éxito. La galera fue el que les dio todos los triunfos y satisfacciones. Después los autos comenzaron a evolucionar y empezaron a correr los compactos y ahí los tiempos corrieron en contra de los que hacían los autos solos porque había pilotos que ya tenían otra logística y ellos empezaron a perder en ese sentido. Pero la epopeya de ellos fue con este auto.
El nacimiento de la réplica
Mientra Juan Carlos Farisano asistía a la presentación de una cupecita Chacabuco -la de Gustavo Zazzali- se enteró de que éste iba a correr el Gran Premio Histórico, que todos del años organiza el Automóvil Club Argentino. Ahí le agarraron ganas de tener su propia máquina para tener su propia experiencia en el Gran Premio. Ese fue su objetivo a partir de ese momento. Tener su propia cupecita para la edición del año siguiente, la del 2006.
Así fue que en septiembre de 2005 empezó la búsqueda de lo que necesitaba: una cupé Ford '39 para restaurar y hacerla réplica de la Galera de los Emiliozzi.
No pasó mucho tiempo y encontró lo que estaba buscando en Lincoln. Estaba "tirada" en bastante mal estado pero servía para empezar.
Juan Carlos ya tenía su cupe Ford 1939 en su taller y podía poner manos a la obra. Comenzó a desarmarla y se encontró con que el chasis había que hacerlo completamente nuevo porque éste estaba muy pero muy feo, pero le sirvió para tomar las medidas y hacer uno nuevo. Y dice que este último quedó mucho mejor porque es mas rígido entonces trabaja mejor la suspensión.
Pero para hacer su propia galera sentía que tenía que tener el aval de la gente de Olavarría, “para que no lo vean como que yo quería emular a los Emiliozzi”.
Es así que se dirigió telefónicamente al depositario del auto, ya que el original pertenece a la Municipalidad de aquella ciudad. Entonces se dirigió a Osmar Rosini, que es quien tiene la Galera en su taller.
En esa conversación telefónica quedó una anécdota que rescata Farisano. La respuesta del depositario fue contundente: "No me causa ninguna simpatía el hecho de saber que van a hacer una réplica del auto de los Emiliozzi", indudablemente la intención de Juan Carlos no me cayó muy bien al hombre, no le gustaba el hecho de que se haga una réplica. Eso fue como baldazo de agua fría sobre Farisano, pero a pesar de eso su idea siguió en pie y continuó insistiendo para lograr el apoyo de la gente de Olavarría.
Pero como la conversación no terminó justamente ahí, Farisano tuvo la oportunidad de explayarse un poco más sobre otros temas y llegar a contarle que ya había construido otro auto -el Ford plateado hot rod- se intereso por conocerla y quedaron en buenos términos y quedó en el aire la posibilidad de una visita a Olavarría y conversar un poco personalmente.
Mientras tanto Juan Carlos siguió haciendo los trabajos preliminares sobre el auto que había conseguido, desmontarlo, limpiarlo, etc.
Pero lo que necesitaba eran medidas precisas. Él contaba con algunas fotos pero no le alcanzaban para hacer un buen trabajo. Entonces pensó en hacer una plantilla en escala real, central del auto, es decir la simetría a partir de una foto que tenía del años '92 cuando habían traído la Galera a Chacabuco para mostrarla. “En base a esa fotografía, llevada a escala real hice una plantilla usando material de 3 mm tipo fibrofácil, con todo el formato, desde la punta de la trompa hasta la punta de la cola”, aclaró.
Con eso se fue con su esposa a Olavarría, a mostrarles la cupe que había hecho (la plateada) y a hablar de la réplica. "Llegué a Olavarría tipo 11 de la mañana, llovía, una mañana que empezó a llover en el camino. Estacioné ahí, el hombre estaba atendiendo en su taller de mecánica general, miró un poco el auto, no se dirigió a saludarme muy efusivamente, simplemente con un 'buen día', por ahí se arrimó miró un poco el auto, la miró más en detalle, se sentó adentro, 'Muy buen trabajo', dijo, y me felicitó."
Después de un poco de conversación, Juan Carlos lo encaró y fueron al punto: "Mire Rosini, yo me vine desde Chacabuco para ver la realización de la réplica, y necesitaría de usted, un poco de apoyo, en el sentido de que yo, para representarla fidedignamente a la cupe, necesito tomar medidas, tomar fotos, y le digo, me siento con capacidad para hecerla y además me siento con cierto derecho para hacerla por lo que representaron los Emiliozzi. Usted tiene la suerte de tener la original, pero yo no la tengo tengo la posibilidad de hacer y la voy a hacer, por ahí si usted me da una mano la podemos sacar mucho mas parecida, representarla con mucho más fidelidad y sino la voy a hacer, le voy a errar en algunas cosas pero la voy a hacer igual".
A partir de ahí tuvo el apoyo de Rosini y Farisano se quedó en el taller haciendo su trabajo. Sacó la plantilla que había llevado y la apoyó sobre el auto, le había errado por poco, aseguró.
Corrigió los errores y tomo la mayor cantidad de datos que pudo durante el tiempo que tuvo la Galera a su disposición.
Con eso volvió muy satisfecho hasta Chacabuco: "Acá tengo la mitad de la carrera ganada". Tomo medidas de los guardabarros traseros y delanteros, paragolpes, etc.
Con eso comenzó a trabajar más fino y "bastante parecida me salio”.
En cuanto a la parte mecánica tiene un motor más moderno, tiene un V8 de los años 80, un motor que venía en las camionetas Ranger importadas, por lo menos representa el sonido característico y además una potencia importante. No quise usar la mecánica antigua, la que ellos usaban, porque realmente era un problema en ese momento para ellos, y también lo iba a ser para mí ahora, yo quería hacer un auto no para trabajar todos los días sobre el auto. En esas mecánicas una carrera les representaba una batalla que los dejaba destruido, tenían que hacer los motores carrera por carrera, entonces el hecho de poner una mecánica más moderna hace que yo pueda andar fuerte y el motor no sufra.
Diez días antes de la fecha de la largada del Gran Premio el auto estuvo listo y se presentó en Chacabuco. Lo hicimos en 11 meses y 15 días más o menos. Fuimos al gran premio y dimos la vuelta sin ningún problema. Pero el primer viaja que hizo con la cupé fue a Olavarría, para mostrársela. Realmente los convulsionamos cuando llegamos. Había gente que no podía entender como habían hecho un auto tan igualito. "La verdad que se quedaron atónitos todos".